“La visión solo llega a ser clara cuando uno puede mirarse el corazón. El que mira hacia fuera sueña, el que mira hacia dentro despierta”
Carl Jung
Existe la falsa creencia de que el yoga es sólo una práctica física que requiere mucha flexibilidad o que, todo lo contrario, es “estar relajados, sin hacer nada”. Y es verdad que no hace falta hacer movimientos muy complicados ni contorsionismos para disfrutar de sus beneficios. Pero tampoco es estar “sin hacer nada” porque la aparente falta de movimiento externo conlleva un continuo y sutil movimiento interno, y un activo ejercicio de concentración y auto-escucha.
La práctica de yoga resulta beneficiosa tanto para personas sanas como para los que no lo están. Prácticamente cualquiera puede hacer yoga, incluso aquellos que comienzan con poca fuerza o flexibilidad o están enfermos. Una práctica regular puede resolver problemas posturales, dolores de espalda o de cuello, tan comunes con nuestros hábitos cotidianos, y también potenciar la respuesta de nuestro sistema inmunológico.
Pero quizás los efectos más profundos del yoga sean los beneficios mentales y psicológicos. A la apertura gradual, de algunas zonas del cuerpo, se le suman la flexibilidad y armonía mental y emocional que hace que los que han descubierto en primera persona sus beneficios hayan incorporado a sus vidas esta milenaria ciencia que, a través de los años, ha sabido evolucionar y adaptarse a las diferentes demandas de la sociedad.
Cuando se asiste a una clase de yoga al azar, puede pasar que no sea el tipo de práctica que necesitas en este momento. No todos los estilos de yoga ni todos los niveles se adaptan, como es lógico, a todo el mundo. Es importante informarse bien antes de asistir a una clase y comunicarle al profesor cualquier tipo de dolencia, limitación o lesión que se pueda tener. También es fundamental conocer que algunas prácticas son incompatibles con algunos tratamientos médicos o algunos estados de ansiedad o depresión. La práctica puede ser muy beneficiosa en estos casos siempre que se conozca el estado de la persona y se adapte a sus circunstancias. Existen diferentes técnicas con distintos efectos dependiendo de las combinaciones que se haga de ellas. Me encantaría poder asesorarte y ofrecerte estas ayudas.
Todas mis clases empiezan con una toma de conciencia-relax inicial, una sucesión de posturas o Asanas, ejercicios de respiración y una relajación final.