Hay muchas ocasiones y múltiples eventos relacionados con el yoga, e incluso sin estar relacionados directamente, que nos pueden alimentar y/o acercar a esta disciplina.
Y creo que la más enriquecedora, aunque en un primer momento no siempre sea tan evidente, es hacer un Retiro.
Además del aspecto lúdico y de disfrute, las diferentes propuestas del retiro van “removiendo y abonando el terreno interno” donde luego irán brotando y desarrollándose los efectos que produzcan en cada uno. Y que, sin duda, van a producir cambios; a veces de forma drástica, otras veces muy sutilmente. En cualquiera de los casos evidentes a corto y largo plazo.
Y el hecho de hacer un paréntesis en tu cotidiano, haciendo prácticas que te invitan a mirarte con unos “ojos” distintos, desde una perspectiva diferente, y hacerlo compartiendo con otras personas que están en tu misma sintonía es una experiencia que no deja indiferente a nadie.
En el caso de un Retiro de Silencio muchos me comentan “no sé si seré capaz de estar sin hablar”. No sé si “Retiro de Silencio” es el nombre más apropiado porque lo que suele ocurrir cuando dejamos de hablar y minimizamos los estímulos externos, es que nos encontramos de cara con el ruido mental que nos acompaña. Y ese ruido es de todo menos silencioso. Pero el primer paso para silenciarlo es darnos cuenta de su existencia y de qué manera y con qué temas se manifiesta en nosotros. Y cómo nos impide vivir el presente en presencia plena. Y aplicar las diferentes herramientas que tenemos para minimizarlo. Y si tu tendencia es hablar para obviarlo (eso no quiere decir que no esté ahí) puedes darte cuenta del efecto que está causandoen ti cuando no le prestas atención.
Sea de Silencio o de cualquier otra temática es siempre una buena oportunidad para crecer en aquellos aspectos que en nuestro día a día muchas veces desatendemos y están “gritando” en nuestro interior para hacerse oír.
Nos vemos en el próximo?